LONDRES

«Londres, Londres...»
Yo he amado Londres como si uno amase las cosas màs hermosas en la vida y yo he vivido con alegrìa, pena, debajo de un sol caluroso, luminoso sin paraguas o biombos. He amado sus parques verdes, verdìsimo y me cuerpo ha gozado, el sentirlo, el contacto con la hierba de las margaritas, de las numerosas hojas secas abandonadas; con el invierno ha querido abandonar para convivir con el lujurioso verano. Yo he amado a Londres por los «red double decker buses», por sus elegantes taxis negros, por los trasparentes «cancelli di Buckingham Palace e le guardie rosse e nere, nere e rosse». Yo he amado a Londres como se podrìa amar las cosas màs bellas, màs deseadas y yo he vivido ello; con alegrìa y la intensidad de la pena de una tierra sin cielo. Yo he viajado en Londres muchas millas sobre las lìneas pintadas del metro. Yo he amado Londres con todo el ser y con la pena de quadarme en el anonimato, sin pasar a la publicidad posterior sin hacer la indicaciòn precisa de la caminata. Luego yo he deseado de ver el cielo y de decharme en la estaciòn calurosa de verano.
Fragmento de Carmelina Rotundo